Entre ovaciones aplausos y piropos de caramelo Viste la cara del deseo en todos los lugares Donde se exhibía tu concierto de caderas e insolentes ademanes Tachabas de obcenos, viejos que clavaban su mirada entre tus senos Y que ahora cada noche echas de menos quien tuviera aún la Sonrisa, lista para enternecer, o mejor dicho, esclarecer Todos esos sentimientos escondidos de quinceañero hasta en el más fino caballero Ahora vives entre fotos amarillas de tu gloria en blanco y negro Por eso sólo tú conoces el color de aquellos gestos Por eso solo tú, en el gris de los retratos contemplas el azul de aquel muchacho Que callaba entre los gritos mundanos, seguro de sí mismo hasta en su aplauso Por eso solo tú, conoces el color de los ojos del muchacho Que era el sueño que pisaba la alegría de cantar en escenarios Que aún te pisa con malicia las migajas de tu vida Ahora eres vieja Vieja para cantar vieja para soñar Vieja para ver más allá de la flacidez de tus tetas viejas Todo porque ningún alma generosa te enseño a ser algo menos que... Una diosa.