Nace la luz y empieza a morir, como un beso en el viento al partir. Tanta belleza en un suspiro, y aún así dejamos sin sentir… Vivimos como si el tiempo sobrase, como si el ahora fuera ilusión. Pero todo que hay es lamento fugaz cayendo en las manos, grano a grano. El mundo gira, no se detiene, los cuerpos pasan como el calor. Y lo que queda al final del eco es un latido sin voz… Nadie vive para siempre, pero arderemos mientras haya llama. Aunque la noche caiga temprano, deja tu huella como quien ama. En las sombras de un momento, hay eternidad en lo que se siente. Nadie vive para siempre… pero hay gloria en ser presente. Las flores no piden más estaciones, y aún así perfuman sin temor. No lloran el fin, ni dan razones — sólo viven con esplendor. El tiempo es un viejo espejo, rompiendo poco a poco la visión. Pero el amor que ahora ofrezco vence toda condición. Nadie vive para siempre, pero arderemos mientras haya llama. Aunque la noche caiga temprano, deja tu huella como quien ama. En las sombras de un momento, hay eternidad en lo que se siente. Nadie vive para siempre… pero hay gloria en ser presente. [Coda – Final] Si el fin es cierto, que venga en luz. Que el instante brille como una cruz. No hay por qué temer el fin… si el medio fue un jardín.